Rebelion deTupac Amaru

En el siglo XVIII, tras más de dos siglos y medio de dominio español, se iniciaron levantamientos a lo largo y ancho del Perú entre los que destaca el encabezado por Juan Santos Atahualpa quien convocó a la población andina a levantar armas contra los españoles durante 10 años. La otra rebelión fue dirigida por un curaca indio descontento –José Gabriel Condorcanqui- [junto a su esposa Micaela Bastidas y sus parientes], que movilizó al campesinado de una inmensa región en la sierra sur a comienzos de la década de 1780.(1) Dicho movimiento se inicia en el corregimiento de Tinta para luego, durante los 2 años siguientes, expandirse por veinticuatro provincias: desde Cuzco hasta las fronteras de Tucumán. Lo que se buscaba con dicho movimiento era defender las condiciones de trabajo de los indios y el reconocimiento de la antigua nobleza incaica; en el marco de estas exigencias, lo que se buscaba era lograr la unificación de las distintas comunidades.
El suceso que detonante fue arresto y ahorcamiento del corregidor de Tinta, Antonio de Arriaga para, posteriormente, dirigirse a la provincia de Quispicanchis y derrotar a los realistas en la batalla de Sangarará. Luego de este enfrentamiento en el que aproximadamente perdieron la vida 600 personas, Tupac Amaru dirige parte de su ejercito hacia el lago Titicaca en tanto la otra regresaría para reclutar refuerzos con el fin de atacar la ciudad imperial.
En 1781, los jefes del movimiento fueron capturados y llevados a Cuzco, lugar en el que fueron juzgados y condenados a muerte por traición a la Corona. El caudillo rebelde fue obligado a presenciar la estrangulación pública de sus familiares y la ejecución de su esposa por el garrote. Tras estos sucesos, las extremidades de José Gabriel Condocanqui fueron inútilmente atadas a cuatro caballos que, tirando de las cuerdas, trataron descuartizar; finalmente fue decapitado. Los miembros amputados fueron enviados a distintas partes del Cuzco con el fin de apaciguar a la población que anhelaba la libertad y de escarmentar a posibles rebeldes: su cabeza fue colocada en una lanza para ser exhibida en Cuzco y Tinta, sus brazos en Tungasuca y Carabaya, sus piernas en Levitaca y Santa Rosa (actual Provincia de Chumbivilcas).
Por otra parte, estaban los obrajes textiles, los cuales constituían junto con las minas una forma industrial en América, ello consistía en la mano de obra de los indios. Estos se les atribuían a los dueños en condiciones inhumanas, puesto que los sueldos eran bajísimos, los voluntarios no eran muy numerosos. Dada esta situación, se les obligó a las comunidades indígenas a una especie de “servicio obligatorio”. Del insignificativo pago que estos recibían, los indios tenían que descontar el pago de sus alimentos y las medicinas que utilizaban; de manera que, el restante que les quedaba servía para la manutención de su familia. No obstante, los indios estaban sometidos a trabajar durante un número fijo de días al año, generalmente, era de un promedio de diez meses.
En 1777 Tupac Amaru entregó un escrito al Virrey, cuyo fin era de eximir a los indios de sus pueblos de aquel maltrato que recibían y de sus duras obligaciones. Principalmente, se refiere a las largas caminatas que duraban más de tres meses y que estos tenían que hacer. Dicho de otra manera, las condiciones nefastas que recibían en el trabajo en las minas. Muy pocos de ellos podían regresar en óptimas condiciones físicas e incluso con vida.

1 Cfr. Klaren 2004: 146






Bibliografía

FLORES GALINDO, Alberto: Tupac Amaru y la sublevación de 1780

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