Guerra del Pacifico

El origen de la guerra del Pacífico se encuentra en el salitre. Perú, Bolivia y Chile veían al salitre como una fuente potencial de ingresos importantes, en un momento de gran presión financiera durante la década de 1870. Esto era particularmente cierto en el caso del Perú que había visto como se evaporaban los ingresos provenientes del guano. Para el gobierno de Manuel Pardo, el salitre constituía una fuente alternativa de ingresos y una solución potencial a sus dificultades financieras. Por ello, en 1873 había establecido el estanco del salitre por el cual el Estado era el único que podía comprar salitre a los productores locales para revenderlo en Europa. Esta medida no dio los resultados esperados por lo que en 1875 Pardo nacionalizó la industria salitrera. Mientras que Pardo idea estas medidas, negoció con Bolivia un Tratado de Alianza Defensiva (6 de febrero de 1873) por la que los países se comprometieron a acudir en ayuda del otro si su soberanía territorial era violada por un tercero. Perú intentó hacer que Argentina, que tenía su propia disputa con Chile en la Patagonia, se uniera al acuerdo, situación que no logró. Por su parte, el gobierno boliviano constató que se había quedado atrasado en la carrera del progreso. La única manera de alcanzar el desarrollo era con suficientes ingresos fiscales. Sin embargo, su economía era pobre. La única fuente de riqueza era el apartado litoral de Antofagasta, en donde empresarios y trabajadores (en su mayoría chilenos) venían explotando salitre con mucho éxito. Es importante recordar que los bolivianos prácticamente tenían abandona el litoral del país.

El presidente boliviano, Hilarión Daza, introdujo un impuesto moderado de diez centavos por quintal de salitre, rompiendo así un acuerdo de estabilidad tributaria firmado pocos años atrás. Ante esta situación, las empresas chilenas (asociadas empresas bolivianas) pidieron apoyo al gobierno ante la inminente expropiación boliviana. Las empresas chilenas consiguieron el apoyo total del presidente de ese país, Pedro Montt.
El problema de los diez centavos dejó de convertirse en el problema de las empresas chilenas para ser problema del mismo gobierno. La dirigencia de ese país vio en el salitre la forma de salir de sus problemas fiscales .
El conflicto se desata con la ocupación chilena del litoral boliviano. Perú se puso del lado de Bolivia. Perú se puso de lado boliviano, porque según la historiografía peruana, por el cumplimiento del Tratado de 1873.

Situación antes de la guerra

Población
Perú contaba con una población de 2.8 millones, mayor a la de Chile (dos millones).Sin embargo, la población chilena era más homogénea y educada.

Política
Chile era una entidad política mucho más estable que había visto la transferencia ordenada del poder en seis ocasiones entre 1831 y 1879.

Ejército
Perú no disponía, al igual que Bolivia, de un ejercito cohesionado. Los oficiales eran criollos que provenían del mundo urbano y la clase propietaria, mientras las tropas eran indígenas que hablaban otro idioma. El ejército chileno estaba sumamente bien organizado y equipado con modernos cañones Krupp (alemanes) y rifles de fabricación francesa. El ejército chileno estaba relativamente listo para combatir, pues en las dos últimas décadas había estado activamente ocupado en las campañas en contra de los indios mapuches. Además, a comienzas de la década de 1870, Chile se dispuso a desarrollar sus fuerzas navales para controlar el Pacífico, de modo que al estallar la guerra sus fuerzas navales tenían una ventaja de tres a uno.

Apoyo internacional
Gran Bretaña apoyó a Chile, cuya causa se identificaba más con la libre empresa y la libertad de comercio. Los lazos entre chilenos y británicos se habían visto reforzados por las posesiones de salitre que el Perú había nacionalizado en Tarapacá y por los influyentes financistas británicos poseedores de bonos peruanos que ahora no valían nada (el Perú se había declarado en bancarrota en 1875) y que esperaban cobrar en caso de una victoria chilena.


La guerra puede dividirse en tres momentos: la campaña marítima, la campaña del sur y la campaña de Lima.

Campaña marítima: el 21 de mayo de 1879 se dio en primer enfrentamiento en las afueras del puerto de Iquique. Allí el Huáscar logró hundir a la corbeta chilena Esmeralda. Sin embargo, el blindado peruano Independencia encalló en un arrecife.
El 8 de octubre (combate de Angamos), el Perú sufrió un segundo golpe decisivo con el hundimiento del Huáscar. Ahora, Chile controlaba íntegramente las rutas marítimas del Pacífico en la costa peruana, pudiendo así concentrar sus fuerzas para atacar y reabastecer donde quisiera a lo largo del litoral. Asimismo, esta supremacía naval le permitió imponer un embargo diseñado para cortar las exportaciones peruanas en un esfuerzo para dañar financieramente su capacidad de combate.

Campaña del sur: en esta campaña los ejércitos aliados de Perú y Bolivia no alcanzaron a coordinar esfuerzos. No se trataba de ejércitos profesionales que pudieran realizar maniobras conjuntas y ordenadas. El traslado por tierra significaba el peligro del desbande de las tropas al amparo de la noche o aun en pleno día. El general boliviano, Narciso Campero, inspeccionó al ejército en vísperas de la batalla de Tacna y concluyó que éste no podía movilizarse sin el peligro de disolverse. Por su parte, el ejército del presidente boliviano, Hilarión Daza, después de tres días de marcha decidió rebelarse y se tuvo que ordenar el regreso.
Las fuerzas chilenas iniciaron la toma del sur del Perú. A fines de 1879, ocuparon la provincia de Tarapacá y pasaron a controlar las rentas producidas por la venta del salitre. Estos ingresos le permitieron financiar sus esfuerzos bélicos.
Mientras tanto, en setiembre de 1880, una fuerza expedicionaria chilena de tres mil hombres comandada por el general Patricio Lynch, desembarcó en la costa norte para saquear las plantaciones azucareras. Su objetivo era conseguir fondo, privar al Perú e divisas extranjeras y obligarle a pedir la paz.

El desorden político en que se sumergieron los aliados también propició la derrota. El presidente peruano Mariano Ignacio Prado, que se había trasladado a Arica para dirigir personalmente las acciones, no halló mejor forma de encarar las primeras derrotas que marchándose a Europa a comprar armamento. Nicolás de Piérola encabezó el golpe de Estado contra el vicepresidente La Puerta en diciembre de 1879 y tomó el mando de la república. Piérola heredó un país debilitado ya que el comercio estaba estañado, los acreedores no estaban dispuestos a prestar dinero al gobierno y las islas guaneras habían sido tomadas por los chilenos.


Fuente:

KLAREN, Peter :   Nación y Sociedad en la Historia del Perú (Lima). 2004

BASADRE GROHMANN, Jorge:  Historia de la república del Perú / 2005



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